Mi parra que me da sus
hermosas uvas
La parra me brindó mis mejores momentos. A su sombra
rememoré mis mejores tratamientos de conducto y
cargué mis maravillosos cartuchos Orbea de color
amarillo. |
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Mi hija canchera,
inútil y sobradora
También la hice de goma. Y pensar que la crié
de potrilla. Me gastó desde que era chiquita. Solamente le
faltó escupirme y empujarme por la escalera. Pero la
mocosa tuvo lo suyo. Van tres. |
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Mi suegra gorda, idiota y
con várices
La liquidé porque me tenía repodrido, y porque
les hacía la pata a las otras tres. Nunca me dejó
en paz, pero hizo una buena: me regaló la escopeta. Fue
una justicia poética. Una menos. |
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Mi otra hija charlatana e
irrespetuosa
Esta no paraba nunca de hablar y no me daba ni cinco de bola.
Me miraba por encima del hombro como si yo fuera un bicho
asqueroso. Hasta la vista, baby. Game over, insert coin. Van
cuatro. |
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Mi esposa perra,
estúpida y verduga
Era la más pesada de las cuatro, y arrancó de
entrada en la luna de miel. Pero la bajé con gran calidad
cuando se me vino encima. A la bruja la banqué mucho
tiempo. Pero fue. Van dos. |
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Mi gato astuto que
rajó por el techo
El desgraciado gozaba cuando las cuatro brujas me gastaban.
No sé cómo pudo ser que la perdigonada que le
sacudí no le hiciera nada. El maldito tuvo una suerte
así de grande. Casi van cinco. |
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