Mi torno, que nos dio de
comer a los cinco
Con el torno, elemento central de mi consultorio,
hurgué en las bocas de cientos de pacientes,
sacándoles todo tipo de porquerías. Modestia
aparte, mi rol fue decisivo en la salud bucal de La
Plata. |
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Mi miedo a la soledad en
esta maldita cárcel
Mi fruncimiento es inversamente proporcional a la posibilidad
que tengo de salir de esta cueva. Menos mal que los otros presos
y los guardianes me tratan muy bien, que si no ... |
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Mi tijera de podar la parra,
mi fiel amiga
Esta tijera, que cuidaba con esmero, me permitió tener
la parra siempre prolijita. Sobre todo en verano, cuando con el
calor y la humedad crecía y crecía. Hasta que
decidí cortar por lo sano. |
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Mi cordial saludo para LA KERMESE
Gracias a ellos pude expresarme y dar rienda suelta a mi
creatividad. Lástima que
también sean bastante pesados con este asunto de su hangar
de Internet y todo eso. Fuck you, men. |
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Mi ventana, luz de mi
calabozo
Ahora veo todas las cosas con código de barras, por
culpa de esta ventana de mierda que además de ser chica me
tengo que subir a una silla si es que quiero ver algo. Ma sí, peor es
nada. |
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Mi arrepentimiento por todo
lo que hice
Fue un momento de gran exaltación. Lo recuerdo como si
fuera hoy. ¡Qué mañanita que tuve! Y pensar
que estaba todo tranqui y cantaban los pajaritos. Qué
lástima. Que lástima que zafó el
gato. |
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