Zinedine Zidane

¿Futbolista o artista?

Magia. Este francés es un jugador al que le sobra; talento, elegancia, técnica, y calidad. Ahora que lo pienso, ¿no le sobrarán $ 2 para la birra?

Una de las posiciones que require de más habilidad y técnica es la de volante de creación, la de número 10. Esa posición en la que Diego demostró como jugaría Dios (si es que existe) si jugase ahí.

Zidane es para mi gusto el mejor número 10 del mundo ¿Qué Ronaldinho es mejor? Sí, es mejor. Pero a mi me gusta más Zidane, ¿y qué?

Me es irresistible sentir tanta admiración para con su juego. Cada asistencia, cada vez que baja el balón, cada marsellesa, cada toque de prima de taco, cada golazo que convierte, en fin, disfruto ver jugar a Zidane tanto como disfruto una noche de picada, cerveza, un partido de buen fútbol, un colega amigo al lado, y alguna veterana onda Araceli Gonzalez de postre, no paro de pensar en esos afiches de esta bestia con flequillo y en ropa interior.

Si bien las críticas que lo tildan de pecho frío (a las que adhiere el mísmisimo Diego) son bastantes, y hasta en algún punto válidas, yo creo que el concepto que mejor define su personalidad en la cancha es el de frialdad, que no es lo mismo que pecho frío, que evidentemente apunta a un jugador sin huevos.

Zinedine pone huevos, los que dicen lo contrario no lo han visto jugar, que juegue serio y concentrado no quiere decir que no ponga. En todos los partidos se lo verá colaborando en defensa, enojandose con rivales, y sobretodas las cosas, siempre pidiendo el balón. Ahí están los jugadores con huevos, los que nunca se esconden y siempre quieren tener la pelota; Aimar, Ortega, Ronaldo, Rivaldo, Saviola, Zidane. Poner huevos no es sólo correr durante todo el partido.

Zinedine es rápido física y mentalmente, además de toda la técnica que mencioné antes, tiene una gran visión del juego. Creo que su mayor habilidad está en su mente, es terriblemente inteligente, como diría Daniel Alberto: "Es un jugador que entiende el juego".

Zinedine y el "Bambino" amenguaron mi dolor hemorroidal

Ese mediodía del 6 de enero del 2003, mi médico personal, el doctor Emet Marrón, llegó en el horario que me había prometido. Mis hemorroides no me dejaban de molestar ni un instante.

Luego de una profunda observación de mi trasero, Emet me dijo que la solución consistía en unas pastillas especiales que él mismo se encargaría de conseguirme, al parecer sólo se conseguían en el mercado negro de los medicamentos. Como yo siempre confié en la palabra del doctor Marrón, le dije que lo esperaría, pero que por favor me diera algo para aguantar hasta que llegara.

Doctor Marrón: -Honorable Maestro, yo llegaré con la sanación a las 22 horas de este domingo. Lo que le sugiero es que me espere recostado sobre su cama, boca abajo y con un almohadón debajo de su estómago. De esta manera su trasero se relajará y usted sentirá menos dolor.

Maestro: -Ya mismo tomaré esa posición, que por cierto, se tornaría peligrosa si estuviese cerca alguno de esos que me mandan cartas diciendo que se excitan con mis escritos, mis dichos, mis fotos, y demás.

Doctor Marrón: -Su majestad, ya me pongo a trabajar para conseguirle lo que le prometí. Son $ 150 la consulta, $ 100 los medicamentos, y $ 30 de viáticos ¿Cerramos en $ 300 y yo personalmente lo acomodo en la mejor posición para sentir menos dolor?

Maestro: -¡Trato hecho Julián!

Una vez acomodado en la cama por el doctor, encendí el televisor porque estaba por arrancar el partido entre el Real Madrid y el Valencia, moría de ganas de verlo jugar a Zinedine.

Disfrutaba de la previa a cargo de Tapia y Velásquez, cuando Wilson me pasó un llamado, era el "Bambino".

Maestro: -¿Cómo andás Héctor Rodolfo?

"Bambino": -Muy bien Master, motivadísimo ¿Vos?

Maestro: -Muy mal ¿A qué debo tu llamado?

"Bambino": -Hoy juega el Madrid contra el Valencia, alto partido, y como hace mucho que no miramos un partido juntos, me pareció que sería una buena oportunidad. Ya compré las facturas y estoy saliendo para allá, nos vemos.

Maestro: -¡No, pará, no vengas!

Mis últimas cuatro palabras no llegaron al "Bambino", ya había cortado, lo noté embaladísimo por el reencuentro. Yo me quería matar, las condiciones en las que me encontraba no eran las ideales para compartir un partido con él, pero bueno, las cartas ya estaban jugadas.

Llegó diez minutos después de haber cortado. Lo recibí como me había dejado el doctor, sobre mi cama, boca abajo, y con un almohadón debajo del estómago, sí sí, un suicidio.

Cuando me vió sus ojos se abrieron hasta su máxima capacidad de apertura "¿Por qué me recibís así, Master?", me preguntó. Le conté lo que me estaba aquejando, y le pedí que se acomodora en la cama porque el partido estaba por empezar.

"Bambino": -Buenísimo, ¿juega Portillo hoy? Muero por verlo jugar, ese nene es una manteca, si yo lo tuviera lo sacaría buenísimo, creeme ¿Te molesta si me quedo en cuero? Tengo muchísimo calor.

Maestro: -Ya prendo el aire Héctor Rodolfo, quedate con la chomba, vas a ver como enfría esta máquina.

Durante los primeros minutos del partido, el Madrid se mostró muy superior al Valencia, además, se notaba que Zinedine estaba en un día especial. El partido se jugó bajo una constante lluvia, y el control que el francés demostraba sobre ese terreno fue un regalo que mis ojos nunca olvidarán.

En el minuto 36 Zinedine tomó el balón en la medialuna del área valenciana, y con una magistral asistencia habilitó a Ronaldo, quien quedó frente a un defensor y al portero rival. Sin mayores problemas los dejó en el piso como camotes, y clavó el primero de la jornada: un golazo.

Maestro: -¡Qué golazo! ¡Este Ronaldo es un fenómeno! ¿Y viste lo que hizo Zidane? ¡Qué jugador!

"Bambino": -Sí, muy bueno ¿Entrará Guti? Me muero de ganas de verlo, aunque sea un rato nomás.

Hacia el minuto 68 (el partido estaba 1 a 1) Zidane recibió un pase de Makelele, y tras una exquisita pared con Raúl, el franchute clavó el segundo del Madrid con un potente y certero chute: otro golazo.

Maestro: -¡Cómo juegan estos tipos, qué bárbaro! Zidane es sin dudas la figura del partido.

"Bambino": -Yo estoy enojado, ¿Por qué Del Bosque no los pone a Guti y a Portillo? Yo los pondría, hablando de poner, te noto mal Master; ¿no te tenés que poner ninguna cremita para curarte ese dolor? Yo me ofrezco a ayudarte, de onda te digo, sé que es difícil por lo que estás pasando.

Maestro: -Gracias Héctor Rodolfo, a la noche llegará el doctor con la medicina que me curará definitivamente, mirá el partido tranquilo, no te preocupes.

En el minuto 78 Guti entró por Ronaldo, el "Bambino" se puso feliz. Y más feliz aún, se puso cuando el rubio volante, a los 86 minutos, sacó un tremendo zurdazo de media vuelta que se convirtió en el tercero del Madrid: otro golazo más.

"Bambino": -¡Qué golazo que metiste, rubio divino! ¿Por qué no festejás sacandote la camiseta?

El momento era incomodísimo, creo que nunca me sentí tan incómodo como ese día. A pesar de ello, Zinedine se encargaría de que mi alma se gratificara aquella tarde "diabólica", como diría el "Bambino".

El partido se encontraba en el tiempo extra del segundo tiempo, Guti llevaba la pelota por la línea de la mitad del campo, tirado contra la derecha. Zidane andaba por el centro del círculo medio cuando el rubio volante le pasó el balón.

Con un destello de magia dejo pasar la pelota, y con el taco (y de prima) se la llevo para adelante dejando en el camino a un ridiculizado volante defensivo. Otra marca se le puso adelante, y con una genial bicicleta, el francés se encargó de dejar a ese muchacho paralizado como una estatua. Avanzó hasta llegar a la medialuna del área, y cuando le salió uno de los centrales le hizo una bicicleta para desorientarlo, y sin avanzar más soltó un pase extraordinario para que Portillo convertiera el cuarto: sin dudas, el mejor gol del partido ¡Sos el mejor jugador del mundo "Pelado"!

Les recomiendo fuertemente que ingresen a ver ese gol a este link: http://www.goles.net/galeria/displayimage.php?album=lastup&cat=0&pos=0

Maestro: -¿Te das cuenta de lo que acabamos de ver?

"Bambino": -Sí Master, sin dudas estamos viendo jugar al mejor futbolista del mundo ¡Qué bien le queda la cresta a Portillo!

Terminó el partido. Wilson sirvió las facturas que el "Bambino" había traído, acompañadas de un mate amargo con yerba Cachamate. La charla se extendió por horas, yo seguía boca abajo con el almohadón debajo de mi estomágo.

El "Bambino" cebaba el mate, y aportaba las anécdotas y reflexiones más chistosas. Aquella tarde, gracias a él y a Zinedine, y a pesar de mis demoníacas hemorroides, fuí feliz.

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