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El Maestro Augusto


Gris

Otro tango triste

Un tango que hace honor a eso de la melancolía de este argento estilo. Andrés Ciro Martínez derrocha triteza por el amor perdido y las chicas hacen cola para consolarlo (yo también).

Gris

Cuando no alcanza el amor que ofrecés
y peleás una causa perdida,
el amor se transforma en herida
que no cierra y que no deja ver.
Y ceder en la apuesta es tan duro...
Sin apuro y sin pausa empezás a perder.

Gris, el cielo de tus ojos.
Gris, del cielo dos despojos.
Luz que enciende mi desvelo
en la noche, sin consuelo.
Tu boca tras un velo, en esta noche.

Gris, autos en la neblina.
Gris, mi sombra que camina.
Vas cayendo en la tristeza
más honda y más espesa.
El techo de tu pieza,
en esta noche.

Que iluso que fuí
y cómo olvidarte.
Hoy tengo tus penas
y un tango tan gris.

Hoy sólo queda un recuerdo
en mi corazón lerdo
y en este tango gris.

Que iluso que fuí, sólo por amarte.
Creí que podía ser tu dueño así.

Tercer arco (1996)

Ciro

Ningún color define mejor la nada del amor perdido que el gris. El vacío, la soledad, el recuerdo, el no parar de sentir dolor, "la tristeza más profunda y más espesa".

¿Cuántas veces sentiste deseos de dejar de vivir por culpa del amor? Si al menos lo hiciste una vez, y por cobardía no te mataste, podés entender de qué habla Ciro en esta letra.

"Cuando no alcanza el amor que ofrecés y peleás una causa perdida, el amor se transforma en herida que no cierra y que no deja ver. Y ceder en la apuesta es tan duro... Sin apuro y sin pausa empezás a perder."

Hay veces en las que no sirve de nada estar hasta las tetas con una persona, esas veces en que esa persona ya te cerró su puerta, y para siempre. Entonces se abre una herida de esas que no te dejan más que sufrirla. Dejar de soñar con que todo se invierte es casi imposible, como también es imposible evitar que todo sea frustración, dolor, derrota, y muerte.

"Gris, el cielo de tus ojos. Gris, del cielo dos despojos. Luz que enciende mi desvelo en la noche, sin consuelo. Tu boca tras un velo, en esta noche."

Así como el gris es el color de la tristeza, la noche es el tiempo de ella ¡Cuántas noches te habré llorado! Sí, a vos te hablo morocha española, ¿era necesario dejarme gris cuatro veces? Sí, lo reconozco, me lo merecía tanto como todas las nuevas oportunidades que me diste. Fuiste, sos, y serás TODO para mi.

El brillo del recuerdo de tu bello rostro ilumina mi inolvidable insomnio, no hay consuelo para esta pena, y lo que me impide llegar a tu boca es gigante, es tu deseo de no besarme nunca más.

"Gris, autos en la neblina. Gris, mi sombra que camina."

Y sale a caminar, pero no siente ser el de siempre, es como que sólo va su sombra, él murió en el abandono. ¡Che, este tipo está triste en serio, hay que ayudarlo! Ah, no, no hace falta. Ahora que lo pienso esto fue escrito hace más de ocho años, este turro hoy se mueve a la Cardinali.

"Vas cayendo en la tristeza más honda y más espesa. El techo de tu pieza, en esta noche."

No hay tristeza más grande que la del adiós para siempre, sobretodo para el que no quiere la despedida.

El insomnio sigue ganando, la culpa la tiene el dolor, y lo único que se puede ver es el techo, nada más, no hay forma de dormirse.

"Qué iluso que fuí y cómo olvidarte. Hoy tengo tus penas y un tango tan gris. Hoy sólo queda un recuerdo en mi corazón lerdo y en este tango gris."

No hay manera de escaparse de esto, no se puede olvidar, sólo queda entregarse a la máxima desolación: a un tango gris.

Me encanta la manera en que la letra se dedica y concentra en un tema único, sin convertirse por ello en una letra repetitiva, llamativo y admirable.

"Qué iluso que fuí, sólo por amarte, creí que podia ser tu dueño así."

Mientras más dueño quieras ser de alguien, más te alejás de vos, más lo alejás de vos. Por eso esa vez te dije que mejor era que seas libre de mí, para no perderte.




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Para comunicarte con el Maestro Augusto, escribile a: maestroaugusto@lakermese.net.
El Maestro siempre te responde.