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Horacio Embón


Va a ser un día hermoso como los demás (gracias, Embón)

Otra vez el despertador que suena a las 5:50 de la matina, con mi melancolía de cada comienzo de nuevo día me voy hacia el baño.

Antes de abrir la ducha en busca de la lluvia tibia, enciendo la radio, esa que hace tanto está en el mismo lugar, siempre clavada en la 92.7, donde día a día Horacio Embón se encarga de que de lunes a viernes, todos mis días empiecen bien.

¿Cómo no va a ser un buen arranque de mis días Horacio Embón en su programa "El francotirador"? Un tanguero que tiene todo el arrabal encima, y no sólo dedica todo su programa a pasar tangos; además de eso, informa y reflexiona sobre lo que cuenta como sólo puede él hacerlo; con compromiso, sentido crítico e inteligencia. Es obvio que escuchar su programa es un buen arranque para cada día.

Si bien trabaja en televisión, y muy bien, yo me quedo con el Horacio de la radio, ese que crea un clima único en el que conviven ideas, reflexiones y realidades, que se enmarcan en un clima cordial que hacen a los oyentes disfrutar de una paz poco común para un medio de comunicación argento.

Hoy, con más de 40 años encima, puedo decir que tengo un afecto muy grande para con la radio, lo que siento por ese aparatito supera a eso de "es una gran compañía".

Aclaración: de ninguna manera las opiniones que vierto pretenden proclamarse como verdades universales, sólo los hago conocer más sobre mis gustos.

A mis discípulos que les gusta leer proclamaciones que pretendan ser universales de mi parte, les dejo una: ¡EL VIEJO QUE LE PEGÓ A VIALE ES UN JUSTICIERO QUE MERECE EL RECONOCIMIENTO DE TODA ARGENTINA, SE PODRÍA EMPEZAR POR UN MONUMENTO!

Hecha esa -para mí necesaria- aclaración, continuaré con el desarrollo de este artículo.

Los programas informativos dan información e información de manera continua, la mayoría de las veces no se da lugar a las opiniones, y casi nunca hay tiempo para las reflexiones.

Todos los programas tienen móviles en vivo "en el lugar de los hechos", ya que en todo momento hay una noticia para dar. ¿Será realmente así?

Recuerdo una vez que Crónica, en lugar de seguir enunciando "titulares de último momento", se sinceró y exclamó: "NO PASA NADA", ese día me causó tanta risa leer ese titular, que me oriné encima.

Los programas que se dedican sólo a pasar música me gustan, pero no puedo escucharlos mucho tiempo, ya que casi nunca pasan más de dos canciones seguidas que me gusten, por lo tanto no me queda otra cosa que ir cambiando de frecuencia en busca de una canción que me provoque deseos de escucharla.

Aclaración II: el casi nunca y el casi siempre, me resultan -en no muy pocas ocasiones- objetables.

Hecha esa segunda -necesaria para mi- aclaración, continuaré exponiendo que tanto los programas de noticias, como los de música, son de mi agrado, pero encuentro en ambos disgustos (que ya expresé en párrafos anteriores).

El programa que Horacio Embón conduce de lunes a viernes, de 6 a 9 de la mañana por La 2x4 (FM 92.7) cumple con el objetivo máximo de un programa radial según el taoísmo. ¿Están pensando que retome el hábito de fumar extrañas yerbas, y luego ponerme a escribir? Se equivocan, pasaré a explicarme:

El libro que dió origen al Taoísmo es el Tao Te Ching, fue escrito en el año 300 antes de Cristo por Lao Tsé, no me explayaré mucho al respecto ya que estoy preparando una publicación especial dedicada a este libro.

Si bien ha recibido millones de interpretaciones, yo creo que el concepto fundamental es el de completitud y trascendencia del ser, que se alcanza cuando uno logra caminar por el medio. ¿De qué carajo estoy hablando? Antes de seguir insultándome o tratándome de fumón, sigan leyendo por favor.

Tomemos por ejemplo la masculinidad y la femenidad. Todos, hombres y mujeres, tenemos el animus (masculinidad) y el anima (femenidad). Ahora, casi siempre tenemos a la parte que corresponde al sexo opuesto en sombra. Para poder completarnos, debemos dejar de ser cien por ciento de uno, y dejar salir de nuestros sótanos al otro. Es decir, caminar por el medio de la masculinidad y la femenidad nos hará alcanzar (en ese aspecto) la completitud y trascendencia del ser.

Sí, me fui al carajo, ¿y qué?

"El francotirador" camina por el medio. Los oyentes disfrutamos del punto de mixtura exacto entre música y noticias, y como si fuese poco, la música es siempre tango, y las noticias siempre vienen de la voz de Horacio Embón.

Tango y Embón hacen que "El francotirador" camine por el centro de las mejores posibilidades radiales en el sentido taoísta, si yo pudiese cambiarle el nombre al programa le pondría "El recto camino" (Tao Te Ching en español).

Un sueño del "Tolo": charla en un burdel con Embón

En uno de los tantos asados domingueros que compartí con el "Tolo" Gallego, charlamos un largo rato sobre la estima que ambos tenemos para con Embón.

Ese domingo nos juntamos en la quinta que él tiene en Los Polvorines, estábamos solos ante más de tres kilos de carne; asado, vacío, chorizos, morcillas, chinchulines, pechito de cerdo, pollo, y me parece que había algo más, pero no lo recuerdo. Yo tomé cerveza, y él tinto, ¡qué bien la pasamos!

Obviamente arrancamos charlando de fútbol, luego de mujeres, y después de un par de tópicos más, empezamos a charlar de sueños...

"Tolo": -¿Sabés que hace dos días tuve un sueño rarísimo?
Maestro: -¿Qué soñaste, Rubén Américo?
"Tolo": ¿Lo tenés a Embón?
Maestro: -Más vale, es más, estoy pensando en dedicarle un artículo en mi página dentro de muy poco. Durante mi semana laboral, no hay día que no arranque sin escucharlo.

El "Tolo" me contó un montón de cosas sobre Horacio, si bien yo ya las conocía, y me agradó mucho escuchar de su voz hablar sobre la comprometida "lucha" que Embón, desde su lugar de periodista, tiene contra Menem, la dictadura, la corrupción de las instituciones del estado, y de las privadas, los medios de comunicación vendidos, en fin, Rubén Américo se había emocionado y estuvo como media hora mencionándome todas las causas que hacen que él admire a Embón.

Yo sólo pude agregar a la charla apenas cuatro palabras: "Sí, es un fenómeno".

Después, mientras el "Tolo" tomaba vino, pude meter un pequeño bocadillo más: "¿Sabías que Embón laburó en medios gráficos, radio y televisión? Además, fue movilero, cronista, corresponsal de guerra, responsable de informativos y conductor de distintos programas de televisión".

A lo que el "Tolo" respondió: "Sí, lo sabía". Luego de esa respuesta, le pedí que por favor me contara el sueño que tuvo en el que participaba Horacio Embón. Era evidente que no tenía ganas de escuchar, sólo quería hablar.

"Tolo": -Mi sueño arrancó discutiendo en mi habitación con mi mujer, después de unos 10 minutos de pelea, me dijo que quería separarse de mí, eso me dejo destruído. Habíamos estado juntos más de veinte años, no podía creer que me estuviese dejando porque no la quise dejar ver la película que ella quería, ¿veinte años de matrimonio terminados por un control remoto? En fin, así son los sueños, igual que el fulbo, tienen esas cosas...
Maestro: -¿Y que tiene que ver Embón con ese sueño?
"Tolo": -Es que ni bien ella me dijo que quería separarse, yo me salí de mi casa en busca de evadir un poco mi problema, y me fui a Cocodrilo en busca de una de esas mujeres que "bailan el pogo del payaso asesino", como diría Solari en "Pogo", ¡qué buenas letras que escribe el "Indio", la puta madre!
Maestro: -Sí, es un fenómeno, pero no te desvíes, seguí contándome tu sueño.
"Tolo": -Entré a ese relajante paraíso, y enseguida me pareció ver una cara conocida, cuando me acerqué para confirmar mi sospecha, me di cuenta que ahí estaba Don Raúl Alfonsín. Me hice el dolobu para no saludarlo, y me fui a sentar a una mesa que quedara lejos de ese nefasto personaje, pero no muy lejos del escenario en el que bailaba una tremenda hembra.
Maestro: -Perdón que insista, pero... ¿qué carajo tiene que ver Embón con el sueño?
"Tolo": -Ahora viene desesperado, cuando me estaba por sentar en una buena ubicación, me di cuenta de que en la mesa de adelante estaba Horacio Embón. Como vos sabés, guardo un gran respeto por él, así que decidí saludarlo e intentar cruzar unas palabras con él.
Maestro: -¡Qué sueño más raro, Rubén Américo! Pero está interesante, seguí contándome.
"Tolo": -Me pareció que él recién llegaba porque aún no tenía nada servido sobre su mesa, le toqué la espalda y lo saludé. Me reconoció, y después de estrechar nuestras manos, le pregunté si podía sentarme junto a él. Me respondió: "Por favor, será un placer, ¿qué toma?". Mate, le dije. Llamó a la mesera y le dijo: "Mate para él, un chocolate para mí, por favor".
Maestro: -¡Qué locura! Contame, ¿de qué charlaron?
"Tolo": -Lamentablemente no me acuerdo mucho, tengo dificultad para recordar más en detalle lo que sueño. Sólo recuerdo que la pasé muy bien, no podía evitar coincidir con cada reflexión que él hacía.
Maestro: -¿Ni una frase de él te acordás?
"Tolo": -Sí, me acuerdo que en un momento me mira y me dice: "Yo me pregunto, ¿está mal que el hombre adore al sol? ¿Por qué nos sorprende, y está mal visto, que el hombre adore al sol y trate de llegar a tocarlo?".
Maestro: -¡Uh, qué groso! ¿Qué pasó después?
"Tolo": -Ni idea, me desperté y me dí cuenta de que todo era un sueño. Miré a la patrona al lado de mi cama, y agradecí al techo que sigamos juntos a pesar del paso de los años. Apoyé el codo sobre la almohada, y dediqué unos cuantos minutos a verla dormir...

Esa charla con Rubén Américo la disfruté muchísimo, descubrí un aspecto de su persona que desconocía. A partir de ese día, cada vez que nos juntamos hay menos espacio en la charla para el fútbol, hay otros temas que nos han ido interesando más para charlar juntos, lo que no cambiará nunca es el asado violento de por medio.

Necesitamos más Embón

Horacio Embón
Horacio Embón


Si bien este mes estoy publicando artículos de Viale y Embón, como en el anterior mes publiqué de Velásquez y Pons, me da un poco de algo que no sé bien qué es poner a Horacio Embón en oposición a Mauro Viale, siento que en esta comparación le estoy faltando el respeto al señor Embón.

Aunque ambos sean periodistas, las diferencias (todas expresadas en los artículos) que noto cuando los comparo son tan grandes que me hacen dudar que ejerzan la misma profesión, ¿pensaron alguna vez que Viale y Embón en un punto (no poco importante) son lo mismo?

Reflexionando un poco más, y dando respuesta afirmativa a mi última pregunta, me doy cuenta que es bueno poner en oposición a Embón con Viale, haciendo esto seguramente al menos uno de mis jóvenes discípulos, descubrirá que un periodista para una sociedad puede llegar a tener un valor grandísimo, o también, puede ser una de las peores porquerías de la misma.

En uno de las emisiones de septiembre, Horacio dedicó unos pequeños minutos a hablar un rato sobre la época de la dictadura, entre otras cosas dijo que recordaba a Mariano Grondona redactando discursos para el gobierno, también se acuerda de Bernardo Neustadt recibiendo a Videla en plena dictadura en su programa "Tiempo Nuevo", "¿Cómo está el país, Videla?", preguntó Neustadt, a lo que Videla respondió: "Muy bien, estamos creando un nuevo país". Ese recuerdo lo envenenó a Horacio, remató la anécdota con un "¡MALNACIDOS!

En una entrevista que le hicieron en 1999 para conversar sobre el programa que conducía en Infinito, "Zona infinito", Embón contó que en un año habían tratado más de ciento ochenta tópicos; "Desde el tarot iniciático, la alquimia y las revelaciones, sueños, cábala, vampirismo, ángeles y demonios, Nostradamus, profecías apocalípticas, kundalini, yoga, terapia floral en animales, chamanismo, clarividencia, astrología hindú, biorritmo, shiatsu, arteterapia, psicometría, cruz cósmica, africanismo, masones, rosacruces, poderes de la oración, mandalas, ovnis, acupuntura, mundo subterráneos, tramas y conciencias, medicina tibetana, autoconductas, operaciones energéticas, momificaciones, los esenios, Sai Baba, hasta tarot egipcio, templos y pirámides. Esto, para citar algunos de los tantos programas que hemos hecho. Algunos serán más interesantes que otros, pero para mí son todos nuevos: yo abro los ojos como si fuera un pibe."

Un programa de esas características, obviamente despertó sospechas sobre la veracidad de las cosas que se decían. Al respecto Horacio declaró: "En este tipo de temas el hilo entre el que sabe y el chanta es muy finito. De repente aparece uno que dice que por determinados medios lograron curar el cáncer o el sida, y los milagros así no existen. Nosotros tratamos muchos temas utópicos, pero no mentirosos. Ninguno de nuestros entrevistados vendió algo, no pusimos ni un solo teléfono al aire. El otro día agarré a Claudio María Domínguez, que tiene un programa en el que habla de Sai Baba y vende hasta cirugía dental. No te creo nada, Pibe Odol" ¡Cómo lo ubicó, que fenómeno!

Un periodista ocupa un lugar importantísimo en una sociedad; a través de él, el pueblo recibe la información de lo que ocurre en los aspectos más importantes del país.

Lamentablemente, la mayoría de los medios de comunicación de mayor audiencia están vendidos, y nos informan según lo que les conviene al dueño de la empresa en cuestión. Recuerdo ese pedacito de una canción de DIVIDIDOS que dice así: "El papel, la tinta, son el vuelto de un gran favor, y mostraste la hilacha lavando el traje de papá". Esa pequeña oración resume lo que es la información en nuestro país.

Cada noticia que se da es la devolución de la guita que pasa papá, en el mejor de los casos para el malinformador en cuestión le dan guita, en la mayoría lo único que hace vendiéndose es conservar el empleo.

Encontrar a un periodista que no venda sus opiniones, coincidamos o no con todas ellas, es un hecho valiosísimo en pos de una buena democracia, por ese motivo es tan importante que Horacio Embón tenga trabajo en los medios de comunicación de nuestro país. ¿Cambiaría en algo nuestra sociedad si el trabajo de Horacio Embón tuviese el mismo nivel de audiencia que el que produce Daniel Hadad?

Hace unos días lo llamé al "Tolo" para mostrarle este escrito, no me dejó ni terminar de decirle hola, ni bien reconoció mi voz, totalmente eufórico, me dijo: "Master, te estaba por llamar, no sabés lo que pasó". Intrigado le pregunté: "¿Qué pasó, Rubén Américo?", su respuesta me dejó tan helado como el pecho de Dennis Bergkamp:

—Tengo en mis manos una entrevista que le hicieron en el 2000 a Embón, y en un pasaje de la misma él reflexiona ante el periodista de turno: "Yo me pregunto, ¿está mal que el hombre adore al sol? ¿Por qué nos sorprende, y está mal visto, que el hombre adore al sol y trate de llegar a tocarlo?".




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El Maestro siempre te responde.