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    Roberto Baggio
   Con poesía en los botines

El Maestro Augusto

Roberto Baggio

Roberto Baggio
Futbolista italiano que brilló en la década del 90, un "fantasista" inigualable.

Con poesía en los botines

Los que admiramos a los jugadores que tratan bien a la caprichosa -sé que somos muchísimos- odiamos a Fernando Niembro. Además de eso, tenemos muchísimas imágenes grabadas dentro de nuestros más preciados recuerdos, son como postales que siempre admiraremos, e idolatraremos, cual gordo con un asado a punto.

Una cabeza con pelo largo, cargado de rulos engelados, prolijamente despeinados. La espalda que dice Baggio en su parte superior, esa espalda que tiene un número 10 en el centro. El brazalete de capitán, gambetas para acá y para allá, caños, vaselinas, tiros libres, penales, asistencias: la magia de Roberto Baggio. De este tano emana (de su interior y exterior) buen fútbol.

Dos golazos para dos amigos

El 28 de marzo de este año, me junté con Ramaciotti en casa para mirar el partido del Calcio entre Brescia y Ancona. Lo que más nos motivaba del encuentro en cuestión, era la presencia de Roberto Baggio en el Brescia.

Pedimos dos milanesas rellenas con fritas al Asturias (alto restaurant), compramos una coca-cola de litro y medio en el boliche del ponja de la esquina, y nos sentamos a la mesa del comedor principal, frente al televisor más grande de mi mansión. Sólo nos quedaba esperar que comenzara el partido, y sobre todo que llegara el morfi, pues teníamos un hambre agresiva.

En el mismo momento en que salieron los equipos a la cancha, llegó la comida. Qué buen momento: Robi en la cancha con su siempre impactante presencia; viendo a este tipo me da la sensación de estar frente a una leyenda, a un mito, pero que, a diferencia de la mayoría de leyendas y mitos, está vivito y coleando. Como si fuese poco poder disfrutar de Roberto Baggio, además tenía una milanga rellena con fritas, y a Rama al lado mío, estaba feliz, muy feliz.

Corrían 23 minutos del primer tiempo, cuando luego de un rebote quedó una pelota boyando en la medialuna del área del Ancona. ¡Dios mío!, la agarró Baggio de lleno -como si fuese el mismísimo todopoderoso pateando de volea- y la puso de una manera violentísima (y no por eso menos bella) en el ángulo más lejano del arquero, quien sólo atinó a observar.

La reputa madre, qué pedazo de golazo, la pelota viajó a toda velocidad hacia el arco. Nadie, absolutamente nadie, podría haber evitado que eso sea gol. Por favor, les hablo a los que odian a Niembro y aman al buen fútbol, ingresen a ver ese pedazo de joya a http://www.pro-paul.net/baggio/media/2004032823bresciaancona.mpg , donde además se puede ver desde dos ángulos distintos.

Nos abrazamos con Rama para festejar el golón de Baggio, y comentamos lo impresionante del remate, disfrutábamos de un instante inolvidable.

De repente, me ví sorprendido por un comentario de mi amigo: "¡Qué jugador increíble, qué pedazo de gol! Además, ¿te diste cuenta los ojazos verdes que tiene? ¡Es un bombonazo relleno del más rico dulce de leche!".

Traté de darle menor importancia a esas palabras de mi querido (y ahora más extraño que nunca) amigo, para volver a concentrarme en el partido, y en lo poco que quedaba de mi potente milanesa.

Sobre el final del partido, en el que Brescia le pasó por arriba al Ancona, y Baggio hizo de las suyas derrochando magia, elegancia y talento en cada balón que pasaba por sus pies, le quedó una pelota a Robi cerca del área grande del Ancona, sí, otra vez...

Un compañero se la dejó dentro de la medialuna, había tres defensores frente a él, amagó con patear y dejó a dos fuera de combate, y antes de que llegara el tercero a cruzarlo, le pegó suavemente a la pelota, ejecutando una bella vaselina que terminó siendo otro gol impresionante, esta vez (y a diferencia de la primera joya) fue un remate con muchísma suavidad ¿Qué digo? ¿Remate? Pincelada define mejor lo que hizo Robi. A pesar de que el arquero alcanzó a tocar el balón, nada pudo hacer.

Por favor, les hablo a los respetuosos del pase al compañero, ingresen a ver ese golazo que es un canto a la delicadeza, una verdadera obra de arte, en http://www.pro-paul.net/baggio/media/2004032883bresciaancona.mpg

Cuando terminamos de festejar el gol, la televisión empezó a repetir en cámara lenta, y desde distintos ángulos, ese monumento al "sombrerito" de Robi, las distintas imágenes de la belleza pasaban, y con Rama no pudimos evitar emocionarnos, sí, las lágrimas caían, no podíamos impedirlo, estabamos emocionadísimos.

Supongo que en ese momento nos dimos cuenta de que no nos queda mucho tiempo más para disfrutar del Robi, seguramente eso fue lo que nos atacó, saber que dentro de poco Baggio colgará los botines. ¿Para ver jugar a quién nos vamos a juntar con Rama? Seguro que un distinto aparecerá, nos juntaremos a morfar y a verlo jugar. También estoy seguro de que nadie nos provocará lo que Robi, nadie.

Terminó el partido, nos secamos las lágrimas, y recibimos unos cortados y unos jorges de chocolate que el mayordomo -mi querido Wilson- nos trajo, nos cayeron como anillo al dedo (¡Qué original comparación!).

Con la llegada de unos lemoncellos (gracias una vez más, Wilson), llegó otro comentario de Rama que consiguió incomodarme: "Che Master, me decidí: me voy a tatuar la cara de Robi Baggio en la nalga derecha, ¿querés hacerte uno vos también? Dale, lo pasamos a buscar a Timoteo y nos vamos para Wall Street. El viejo estaba averiguando precios de piercings, seguro que se prende si le digo".

Eludí esa terrible invitación excusándome en mi trabajo: "¡Que cagada, no puedo! Tengo un montón de laburo atrasado... Es más, te estaba por decir si no te molestaba terminar esta velada acá, me quedan muchísimos correos por responder".

Rama no sospechó ningún tipo de rechazo o temor de mi parte hacia su propuesta, me dijo que no había problema alguno en terminar el encuentro ahí: "Yo sé que recibís muchísimos correos todos los días, admiro mucho el esfuerzo que hacés por los jovenes entrenadores. Ojalá nunca cambies, boludo, te quiero mucho". Luego de las palabras del Rama, nos fundimos en un abrazo, y lo acompañé hasta la puerta de mi mansión.

Nos prometimos que se repetiría el encuentro, y quedamos en hablarnos. A pesar de su "rareza", Rama es uno de mis mejores amigos, y yo le hago el aguante tal cual es.

Hay que clonarlo cual Dolly (o freezarlo cual Walt Disney)

A veces es muy triste que todo tenga un final, sobre todo cuando se trata de algo bueno (claro), como dice el poeta: "Puta..., ¿por qué lo bueno se termina?". Roberto Baggio anunció -a sus 37 años- que se retirará del fútbol cuando termine la presente temporada del Calcio. Recuerdo que el 18 de Agosto me llamó Rama, eran las 3 de la mañana, lo noté sacadísimo:

Ramaciotti: -Boludo, ¿te enteraste?
Maestro: -Rama, son las 3 de la matina, hijo de puta, ¿qué querés?
Ramaciotti: -Mirá, creo que lo mejor será decírtelo de una: a fin de año se retira Baggio, recién me entero, estoy hecho mierda.
Maestro: -¿No podías contarme mañana? Desubicado hincha pelotas. Estoy en el medio de un tango fatal con un gato, y encima es uno de los caros.
Ramaciotti: -¡Uh! Perdoname Master, te dejo, ¿me llamás después? Estoy hecho pelota, necesito hablar con alguien, y pensé en vos al toque, perdoname.
Maestro: -Sí, quedá tranquilo, yo te llamo después. Ahora dejame tranquilo que ya estoy por llegar a los últimos compases de esta gran pieza.
Ramaciotti: -Espero tu llamado, lamento haberte dado tan mala noticia, ¿estás bien?
Maestro: -Me parece que no entendiste lo de "estoy por llegar a los últimos compases de un tango fatal con un gato caro", chau Rama.

Ahí le corté, y retomé mi placentero baile. De todas maneras, y a pesar de lo que estaba haciendo, debo reconocer que cuando me lo contó, la noticia me pegó, y muy duro.

No es la primera vez que los amantes del fútbol enfrentamos el retiro de un artista, es inevitable que en algún momento deban dejar de dibujar en las canchas, es una cuestión natural. El retiro de Robi -si bien era esperado de un momento a otro- marca algo muy fuerte, y es la desaparición del "último romántico del Calcio" (como tan bien dijo Gianni Rivera).

Baggio jugó en Vicenza, Fiorentina, Juventus, Milan, Bologna, Inter y Brescia. Ganó dos Scudettos, una Copa Italia y una Copa UEFA. Es el máximo goleador en actividad en la historia del fútbol italiano, y el quinto si contamos a los que no están en actividad.

Hace unos días, charlé del retiro del "Divino" con mi tano amigo (el periodista) Gianni Mura: "Mirá, Maestro, yo creo que cada movimiento de Baggio, no sólo cada gol, es un golpe ligero, pero potentísimo al fútbol de los Míster de anchas espaldas. El fútbol de Baggio es revolucionario y blasfemo, adjetivos obligados cuando otro fútbol tomó el poder y está en los altares".

El fútbol italiano es sin dudas el más defensivo del mundo, donde lo que más importa es la rigidez táctica y el sacrificio físico.

Robi es el último poeta que lucha con su pluma (botín derecho) para que haya belleza y poesía de la buena en las canchas italianas. Si bien cuenta con ayuda de otros escritores, ninguno de ellos puede pelear a la par del mágico "Divino".

Vuelvo a recordar las palabras de Gianni: "Se retira el último romántico del Calcio", y no puedo evitar coincidir.

Les sugiero que hagan el esfuerzo de imaginar el Calcio sin la poesía de Roberto Baggio, sí, yo también imaginé algo horrible.


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