Una ayuda para Blancanieves (26/01/05)
Azucena Del Solar (foto de juventud)
Señor Director:
En el diario de ayer leí con mucha satisfacción la nota referida a los carnavales de Saladillo.
Comparto con ustedes la idea de que el gobierno municipal destine una parte del dinero con que se paga a artistas de otros lugares del país, para incentivar la participación de valores locales.
Sólo se debería instrumentar, con un poco de buena voluntad y otro tanto de confianza en nuestras aptitudes, un mecanismo del tipo "llamado a concurso por mérito estricto" que nos permita a los habitantes de Saladillo dar rienda suelta a nuestra creatividad sin la cortapisa de la falta de dinero, esa valla casi insuperable que genera los "que lástima que..." o "si pudiera conseguir un..." que tantas veces frustran nuestros impulsos artísticos.
Con el animal de mi cuñado, y echando mano a nuestros escasos ahorros, estamos armando una carroza en el patio de casa. Nos mueve la ilusión de desfilar con una sonrisa de oreja a oreja, arrojando papel picado y serpentinas multicolores a un público entusiasta y con ánimo festivo.
Si bien mi idilio con LA SÍNTESIS está muerto y sepultado, y aunque nunca más volveré a pedirles que desfilen en una carroza propia, me permito solicitarles, hasta tanto se pueda definir una hipotética ayuda oficial, una pequeña contribución de quinientos pesos.
Esa suma es justo la que nos está faltando para arreglar el Falcon del animal de mi cuñado, con el que remolcaremos la carroza, y para colocar una burbuja de plexiglás con la cual evitar que algunos idiotas se suban para manosearme y llenar mi escote de nieve en aerosol, como me sucedió el año pasado. No quiero ser otra vez una mascarita sufriente con la ropa desarreglada y los pechos entumecidos.
Para que mi pedido quede claro, el desglose exacto de los gastos es el siguiente:
arreglo Ford Falcon ....$ 276,44
burbuja de plexiglás ....$ 223,56
Total ..........................$ 500,00
El motivo alegórico de mi carroza 2005 es "Blancanieves y los seis enanitos". De Blancanieves hago yo, por supuesto, y los enanos de cemento de mi jardín, repintados a nuevo, estarán a mi alrededor, todos mirándome a mí. También habrá varios honguitos, realizados con palanganas puestas boca abajo sobre los puffs de mi comedor. Como verán, todo lo hago a pulmón.
Lo de "seis enanitos" se debe a que Grumpy, el pequeño cascarrabias, sufrió un accidente cuando lo trasladábamos hasta la mesa de la cocina para la sesión de pintura. Mientras yo sostenía al enanito por sus pies, el animal de mi cuñado, calzado con ojotas, caminaba hacia atrás llevándolo de la cabeza. Al pegar con el talón en una laja del patio, el energúmeno soltó a Grumpy dando un alarido.
—Enano y la reputa que te parió —se quejó el muy bocasucia, retorciéndose en el suelo entre los pedacitos de cemento.
Esa actitud me enojó mucho, porque el enanillo es, mejor dicho, era de cemento, no tiene vida —y ahora menos—, y por esa razón no se le puede culpar de nada.
Además, me saca de quicio esa pésima costumbre de los argentinos que, al menor contratiempo, se acuerdan, para mal, de la madre del prójimo. Y llegando a extremos como los de incluir en la lista de los prójimos a un inocente enano de jardín.
—¡Cagüenlostia, maldito gilipollas, sólo un imbécil como tú puede tomarla con un hombrecillo de piedra, el culpable eres tú y nadie más que tú, cabrón zafio y deslenguado! —le grité al tiempo que le asestaba una patada en la boca.
Horas después, con los ánimos más templados, hicimos las paces bebiendo en silencio una manzanilla. Coincidimos en que el enano era, de un modo definitivo, pedacitos de enano.
—Sí, los enanillos han de ser nada más que seis —admití a regañadientes.
Como un tácito pedido de disculpas, el animal de mi cuñado —que arruinó la vida de mi difunta hermana, dicho sea al pasar— me habló de construir, él solo, la casita de Blancanieves. Mientras escribo esta carta lo veo por la ventana, martillando unas tablas con el torso desnudo y mostrando su espalda asquerosa llena de granos.
Mi vestido de Blancanieves será una sorpresa. A LA SÍNTESIS sólo puedo adelantarle que tendrá las mangas cortas y abullonadas, igual que en las ilustraciones de los libros de cuentos, y su vuelo estará sostenido por un miriñaque que me hizo el muy bestia, reconozco que con bastante ingenio, dándoles un destino más decoroso a unos alambres oxidados que estaban tirados en el gallinero.
Si por alguna razón esta nota ablandara el corazón de los integrantes de ese diario digital, y en lugar de favorecerme con los quinientos pesos decidieran hacerlo con mil, esta macarena sevillana se pondría a trabajar con tanto ahínco que al desfilar por el Corsódromo de Saladillo podría competir con la mismísima Marí-Marí.
Confiando en una respuesta favorable, aprovecho la circunstancia para saludarles con atenta consideración.
Azucena Del Solar
|