Ayer el Jazmín seleccionado por Beatriz para su Rincón diario fue la noticia de la muerte, en el zoo de Barcelona, España, de "Copito de Nieve", el anciano gorila albino de cuarenta años, equivalentes a unos ochenta de los nuestros.
Esta mala nueva, de la que me enteré por Internet al poco rato de ocurrida, me dejó con una tristeza que va más allá de lo explicable y entendible.
Yo conocía la historia de este mono, único en el mundo, del que no hay antecedente alguno. Sabía que había sido recogido en Nueva Guinea, cuando tenía dos años de edad, por un científico catalán que lo salvó de una muerte segura llevándolo a Barcelona, donde construyeron para él un alojamiento especial.
Y también acostumbraba, cada tanto, a mirarlo por Internet en vivo a través de una webcam de Sony que lo mostraba paseando o sentado, siempre magnífico, una presencia subyugante para mí. Con algo indefinible y más allá de mi comprensión: su mirada, su profunda mirada, la mirada de un sabio. Y pensaba para mis adentros: "parece un tipo, este mono 'sabe' algo".
Y en LA SINTESIS de ayer, leí la nota de Beatriz, y sus párrafos finales fueron para mí algo así como "sobre llovido, mojado". Ella ve a Copito de Nieve como un símbolo, y se dice a sí misma "nunca supe muy bien de qué...".
Beatriz Aldegani, conmovida por la muerte de este gorila blanco, titubea y no se define acerca de si es un símbolo de la amistad, de que lo imposible es posible o de la unión entre razas.
Yo también considero a este animal maravilloso como un símbolo, y tampoco supe ni sé de qué símbolo se trata. Y luego de un largo rato, decidí cortar por lo sano y abandonar mis análisis y cavilaciones para darle paso a... mi corazón. Me dije que el corazón rara vez se equivoca, y lo dejé vagar a sus anchas mientras acariciaba a mi perro.
Y de ese andar peregrino surgió este acróstico, dedicado a la memoria de este mono blanco que se nos ha metido en el alma, al que nunca vi ni veré en persona.
COPITO DE NIEVE
(Nueva Guinea, 1964 - Barcelona, 2003)
Con mi perrito Charly hoy estamos de duelo
Oscura está la casa y en la calle hay silencio.
Parece que en España, según dice la tele,
Implacable hasta un zoo se ha llegado la muerte.
Tenemos de Copito varias fotos muy lindas
Ocho, diez, tal vez quince de este mono tan raro
De este rey entre rejas y manto de cenizas,
El único entre todos, pero enfermo y cansado.
Ni pandas, ni ballenas, ni monos, ni elefantes,
Inclinan sus cabezas ante el hombre triunfante.
En las fotos Copito, con ojos arrugados,
Ve con misericordia, se apiada de nosotros:
En el circo del zoo él nos vio tal cual somos.
Copito de Nieve
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